Y ella era el tiempo,
y era los días y los minutos,
y era el otoño cuando las hojas doradas crujían mudas bajo
nuestros pies.
Y ella era las horas,
y era los olores y la voz,
y era la sombra de mi sombra cuando atravesaba los ecos de
la primavera.
Y ella era las noches de verano,
y era los amaneceres cálidos y azules,
y era los paseos sobre el reflejo de nuestras manos plateadas
sobre la hoguera.
Y ella es el invierno,
y es las maletas frente a la entrada,
y es la niebla en la ventanilla,
y es la mano que se agita despidiéndome, perdiéndose
en el frío.
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4 comentarios:
Ella era tantas cosas y es tan pocas...que triste...
Es precioso.
Me ha gustado muchísimo.
ella... dentro...
Que efímera resultó ser ella...pero que duradero será este poema...
Es precioso este poema... *nn*
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