domingo, 7 de febrero de 2010

HABLAR CONTIGO

Con la frente apoyada contra el cristal de la ventana, he dejado de sentir el frío en mi piel. Lo único que escucho es tu voz. Lo único que querría hacer en estos momentos sería hablar contigo.
De cualquier nimiedad, de cualquier tontería, tan sólo hablar y que me hables, y ver que me escuchas y esperar tu respuesta. Hablar, hablar, hablar, como tomar una flor entre las palabras e ir deshojándola cálidamente, hablar sobre algo, sobre nada, decirlo todo sobre esa cosa hasta dejarla desnuda, sin pétalos, pero arropada entre las frases y las ideas interrumpidas, las palabras inacabadas, todo lo que dices, lo que yo guardo y lo que hablamos hasta que el tiempo se agota y yo me tengo que ir de nuevo. Incluso entonces, sigo hablándote en silencio, imaginándote y creando tus ideas interrumpidas y tus palabras inacabadas y diciéndote, con la mirada, que te quiero.


¿Por qué es tan diferente todo ahora? ¿Y por qué lo que tendría que cambiar no lo ha hecho? ¿Por qué ahora estás mudo... para mí?


A través de la ventana se derrama el gris de la tarde. Pensar en ti es lo único que no me hace daño en estos momentos, y he dejado de sentir el frío en mi piel.

Siempre seguiré hablándote, aunque tú ya no respondas, sé que puedes escucharme.

1 comentario:

Durch dijo...

Usted y yo debemos tomarnos un café juntos un día de estos. Si a Ud. le place, claro.

Cada vez escribes mejor y mejor. Te estallará la cabeza cuando no puedas seguir mejorando. xD

¿Qué hay de ese proyecto serio y largo que te estabas planteando?