miércoles, 24 de noviembre de 2010

- Llamo para despedirme.
- ¿A dónde vas?
- No lo sé.
- ¿Cuándo volverás?
- Nunca.

martes, 23 de noviembre de 2010

Yo

Como siempre que comienzo a escribir algo importante, no sé cómo ni por dónde empezar.
Por el principio sería demasiado fácil.
Aunque he de comenzar, antes de nada, por los mapas y carreteras entre los que quería perderme. Realmente pensaba que podría desconectar absolutamente de todo, tres meses de silencio, de soledad. Sin ellos. Sin ella. Sin eso.

El avión comenzó a moverse. Las cosas tienen la importancia que uno les da. Y para mí esto es realmente importante. Agarro el colgante y me concentro. Pienso en todos los buenos momentos, en todos los recuerdos que merecen la pena, que me hacen sonreir, aunque sea con nostalgia. Lo decido de repente, necesito tener esa emoción en ese momento y para siempre. Se acabó, pienso, se acabó. Recordaré nada más que lo que me hace feliz. Todo ha merecido la pena, y te quedo eternamente agradecida. Y el resto, me permito olvidarlo. Te supero. Todo ha sido un sueño tan hermoso que duele despertar. Pero quiero despertarme. Y todo lo que vino después de la felicidad, dejo que se pierda en el limbo. Ya está, quedan los buenos recuerdos, los que no quiero olidar. Seguirás de esa manera dentro de mí, no quiero que desaparezcas. Por eso me siento bien. Porque no tengo que echarte de mí misma, y contigo, una parte de mí. Quiero que te vayas. El avión despega. Y en ese preciso momento, ya no estás.

Después de Lincoln esperaba muchas cosas. Muchos cambios en mi manera de ver las cosas, pero en gran parte ha sido como retroceder. De nuevo tengo lo que había perdido. Y hay muchas cosas de las que no me siento orgullosa. ¿En qué he mejorado? ¿Qué me ha aportado esto? Creo que me esperaba tanto, que me he forzado a mí misma a superar mis expectativas. Y no lo he hecho, porque en el fondo no quería forzarme. Entiendo que la vida pasa, azul, y yo no puedo controlarla. Vaya. Tal vez eso es lo que me llevo de aquí.
Y gente marabilhosa. Maravillosa. Absloutamente extraordinaria.
No me esperaba que nadie hablase mal de nosotras por ser españolas, pero tampoco esperaba encontrar personas como las que he conocido.
Lo esperaba todo, y noe speraba nada.
Quedan muchas cosas por decir, muchas cosas por hacer.
Otro día.
Tengo miedo... miedo, ahora que he encontrado mi lugar. Tengo miedo, confío en ti pero de nuevo me cuesta confiar en mí misma. No sé cómo soy, y empiezo a creer que esa es mi manera de ser. Y, ¿sabes qué? Me encanta.
Porque hay muchas cosas de mí que me han decepcionado, pero nunca es demasiado tarde. Quedan 7 días, y queda toda la vida.
Porque seguramente el camino que me espera a partir de esto, de ahora, de aquí, sea lo que yo estaba esperando. ¿Por qué forzarme a vivirlo todo ahora? Puedo vivirlo siempre.
Y sé que nada volverá a ser lo mismo. Cuando vuelva, yo habré cambiado, la gente habrá cambiado. No podremos hacer como que no ha pasado nada. Muchas cosas se pierden, algunas se ganan. Soy feliz aquí aunque sé que va a acabarse. Aunque sé que, aunque vuelva, nada será lo mismo. Ni mejor ni peor. Diferente. Y eso creo que es crecer.
Duele.
Mucho.
Pero me encanta.
Porque no dejo nada más. Sí, me lo repito tantas veces para convencerme a mí misma. Pero en el fondo lo sé.
Y no quiero olvidar nada.
Por eso dejo constancia de esto aquí, en eñ suelo de mi habitación azul, a las 23:55, apoyada en mi rincón, la espalda contra azul, Jim mirándome, Clarence ahí, y mi mochila.
La sensación con él, azul de silencio, ese momento. El momento entre los edredones, una niña de nuevo. Todos los momentos. Todas las personas.
Ahora siento Monelos como una realidad lejana, otro mundo. Y supongo que cuando esté allí de nuevo, será esto el sueño. Tengo miedo. Porque de un día para otro, cambiará todo.
Pero no lo pierdo.
Porque depende de mí. Ese es el gran reto.
Hay muchos contras y un solo pro: que nos queremos.
Pero ya sabéis, ya sabes, ya sé, que para mí siempre ha sido el más importante.


Camino entre los futbolines. Lenny y Mre Gallina juegan allá, la gente pasa a mi alrededor, las paredes verdes, las puertas azules, la sala de la tele, ahora podría ir a la cantine, pero mejor voy a escuchar canciones horribles que echaré de menos.
.....misery....

Terrasson 23-11-2010


Nunca me olvidaré.

Lo prometo. Y ya sabes que yo siempre cumplo mis promesas ^^



lunes, 8 de noviembre de 2010

Te quiero

Te quiero.
Te quiero tanto que duele, que quema, que respira.
Te quiero con las rodillas y con las uñas,
te quiero salvajemente con mis ojos
y te absorvo poco a poco entre el esmalte.
Te necesito.
Te quiero, te vivo y te deseo,
con cada uno de mis poros, en cada esquina del pasillo,
en cada rincón de ti,
déjame comerte una vez más,
deja que descubra con mi lengua
cada diminuta miga de sudor y piel,
cada gota de tus tobillos y tu nuca,
cada cosquilleo, húmedo,
prohibido de tu abdomen,
cada mordisco tibio
-jadeante-
de tu muslo, clávame tus colmillos,
ahí donde duela, ahí donde ya duele,
ahí donde sientas que los minutos de derriten.
Deja que juegue, deja que sea parte de mi cuerpo,
cada esquina de hueso
de lo que queda de ti.
Te quiero.
Con hambre, egoísta, con miedo.
Con terror e indiferencia.
Me muero por ti.
Como un estallido violeta,
ocho, domage, crevetes,
tus dedos, llamando a la puerta del cielo,
como si cada lamento, cada suspiro, fuese lo último
que exhalo de este maldito mundo.
Dios, cómo te quiero.
Araño realidades y sueños para verte.
Como tu voz de chicle, palabras mudas,
cosquillas azules -te quiero-
Gotas de lluevia hirviendo,
llorando, llorando caminos y caminantes,
llorando de alivio gotas naranjas,
gotas ardientes,
veletas que se clavan en mi vientre
sollozando y gimiendo todos los sabores,
-cada uno de los sabores-
de tus labios.
Una vez más, hagámoslo al contrario.
Porque te quiero.
Pero supongo que ya te habrán dicho
muchas otras veces,
que tienes la sonrisa más bonita del mundo.
Arráncame, rásgame, no me quieras
pero quiéreme.
Como chocolate con pollo,
estallidos de lluvia,
tus gemidos en la penumbra,
te quiero,
te quiero tanto,
te necesito y tengo tanto miedo.
Muero de terror.

Joder, te quiero.
Cómelo, arráncalo, grítalo, esnífame:
te quiero.

Mon petit chico.