lunes, 28 de noviembre de 2011

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sábado, 26 de noviembre de 2011

SUEÑO

Cuando dijiste que te ibas
supe que no podría vivir sin tus hombros;
lo que más echaré de menos es tu frente, lamentaste,
e inmediatamente nos pusimos de acuerdo:

yo rodeé tu cuerpo con mis manos
y sin hacerte daño me llevé los hombros,
los separé de ti como las hojas que caen
y los guardé en las cuencas de mis ojos.

Entonces tú hundiste la boca en mi frente
y profundamente la sellaste con un beso,
y como la hoja del calendario que se arranca
te llevaste la fiebre entre tus labios.

Sólo algún tiempo después
reparé en el error cometido:
yo no me he quedado contigo,
sino con tus hombros sin ti.
Y tú no serás tú cuando vuelvas,
sino tú sin tus hombros.

sábado, 19 de noviembre de 2011

UNA FORMA DE ETERNIDAD

De Felipe Benítez Reyes




Pero ¿el miedo era esto?


No los amenazantes
fantasmas del pensamiento y la conciencia.
No los largos pasillos de hospitales
con tubos fluorescentes día y noche.
Ni siquiera el temblor de irrealidad
que se queda en el alma si recuerdas.

El miedo, al parecer, es sosegado:

te llega cuando cierras la ventana
y comprendes que todo cuanto miras
es lo mismo que ayer, y que lo mismo
volverá a ser mañana y para siempre.

martes, 8 de noviembre de 2011

OJOS COMO LAGUNAS

Mi madre nunca supo tocar el piano.
Acostada sobre los azulejos
se consume, y le arden verdes las pupilas.

Tampoco supo ser feliz.
La tragaban los bosques y se estamparon en su frente.
Pero yo sigo pensando en ella,
todavía hay lagunas en sus ojos cuando la miro.
Amaría todo lo que ella fuese,
amo todo lo que ella espera
desde la raíz más profunda de sus dedos.

Sumisa en sus dolores
mi madre cae y deambula sola,
nadie puede verla ni cogerle de la mano.
Cuando reza, los muertos recogen su oración
y el infierno cruza en medio de los vivos.

Mi madre sometida me devora,
por piedad nos separamos
y ya no puedo verla descansando junto a mí.
Nunca más, yo os escupo a todos
y prefiero agonizar en los tejados,
nunca más creceremos juntas.







La otra noche te vi, perdida en la calle
caminando completamente sola.
No pude saber quién eras
hasta que te miré a los ojos.