Yo miro a la bestia a los ojos cuando se relame.
Yo tenso mis hombros y mi espalda y mis caderas
Cuando la bestia tensa sus hombros
Y su espalda y sus caderas.
Yo callo cuando la bestia ruge,
Yo venzo a la bestia con mi silencio blanco.
No demasiado tarde para descubrir el mundo desconocido, para ver lo que eclipsan las luces, incluso de aquellas, que aunque muertas, se recuerdan por todo lo que han alumbrado... Diario de preferencias y curiosidades sobre literatura, música, ciencia, fútbol y dibujo de Selina.
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