sábado, 14 de mayo de 2011

TINTA AZUL

Supongo que cada uno de nosotros
tiñe los tinteros abismales
con la sangre escondida,
en mudo y único testimonio
de las palabras rotas.

Aunque inyectemos juntos el mismo
alfabeto,
nunca debería confundirse
la luz o el quejido de tu tinta
con la brisa nudista de mi sangre.

Eterna condena
y efímero orgasmo
de las únicas leyes escritas
con sangre universal.