martes, 3 de agosto de 2010

DECEPCIÓN

Cuando pretendía recogerte,
cuando pretendía acunarte entre mis manos,
y de pronto tu antifaz se quebró como el humo
y algo en tus mejillas hizo estremecerse el mundo.
Tu máscara perfecta, hecha trizas sobre
tu piel inquietante y repugnante.
No sé si escondes melancolía o rabia.
Pero te escondes.

Y ahora que sé cómo eres,
no cabes entre mis manos.

Por qué no me has dejado cuidarte.