sábado, 19 de noviembre de 2011

UNA FORMA DE ETERNIDAD

De Felipe Benítez Reyes




Pero ¿el miedo era esto?


No los amenazantes
fantasmas del pensamiento y la conciencia.
No los largos pasillos de hospitales
con tubos fluorescentes día y noche.
Ni siquiera el temblor de irrealidad
que se queda en el alma si recuerdas.

El miedo, al parecer, es sosegado:

te llega cuando cierras la ventana
y comprendes que todo cuanto miras
es lo mismo que ayer, y que lo mismo
volverá a ser mañana y para siempre.

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