martes, 8 de noviembre de 2011

OJOS COMO LAGUNAS

Mi madre nunca supo tocar el piano.
Acostada sobre los azulejos
se consume, y le arden verdes las pupilas.

Tampoco supo ser feliz.
La tragaban los bosques y se estamparon en su frente.
Pero yo sigo pensando en ella,
todavía hay lagunas en sus ojos cuando la miro.
Amaría todo lo que ella fuese,
amo todo lo que ella espera
desde la raíz más profunda de sus dedos.

Sumisa en sus dolores
mi madre cae y deambula sola,
nadie puede verla ni cogerle de la mano.
Cuando reza, los muertos recogen su oración
y el infierno cruza en medio de los vivos.

Mi madre sometida me devora,
por piedad nos separamos
y ya no puedo verla descansando junto a mí.
Nunca más, yo os escupo a todos
y prefiero agonizar en los tejados,
nunca más creceremos juntas.







La otra noche te vi, perdida en la calle
caminando completamente sola.
No pude saber quién eras
hasta que te miré a los ojos.

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