sábado, 26 de noviembre de 2011

SUEÑO

Cuando dijiste que te ibas
supe que no podría vivir sin tus hombros;
lo que más echaré de menos es tu frente, lamentaste,
e inmediatamente nos pusimos de acuerdo:

yo rodeé tu cuerpo con mis manos
y sin hacerte daño me llevé los hombros,
los separé de ti como las hojas que caen
y los guardé en las cuencas de mis ojos.

Entonces tú hundiste la boca en mi frente
y profundamente la sellaste con un beso,
y como la hoja del calendario que se arranca
te llevaste la fiebre entre tus labios.

Sólo algún tiempo después
reparé en el error cometido:
yo no me he quedado contigo,
sino con tus hombros sin ti.
Y tú no serás tú cuando vuelvas,
sino tú sin tus hombros.

1 comentario:

Catrina dijo...

El poema del que me hablaste el otro día! Muy original.
Como ves, me he dado una vueltecilla por tu blog^^