sábado, 28 de noviembre de 2009

EL PATÉTICO MUNDO DE LAS SONRISAS INVENTADAS (¿O DESVANECIDAS?)

En aquella ciudad la piel de la gente relucía bajo el sol. Lanzaba destellos perlados de color blanco. Sus rostros eran ovalados como avellanas, todos ellos tan aterciopelados como el mazapán. Sus ojos dos motas de caramelo reluciente y chillón, como gotas coloridas con una mirada radiante. Todos sus cabellos eran de chocolate. Algunos de ellos cremosos y de un color tostado, otros más temblorosos y pálidos... la mayoría de ellos eran de cacao bruto y oscuro, de un color profundo y surcado por ríos de nata... Eran todos ellos perfectamente empalagosos, perfectamente apetecibles, se regodeaban inocentemente en su explendor. Su boca...
... su boca era rojo apasionado, como las cerezas, sus labios curvados siempre en una amplia sonrisa, radiante, dulce, delumbrente... pero no feliz. Se percibía, casi se podía morder el desasosiego efímero de sus sonrisas, cubiertas de azúcar.
Porque su corazón... su corazón, debajo de sus cuerpos de nubes de algodón y caramelo, envuelto de regaliz... aquella cosa diminuta... su corazón era de hierro

3 comentarios:

Durch dijo...

Uhm... Nice.

Sui Greene dijo...

¡Oh, me ha encantado!
Al principio pensé que era un poco denso, pero definitivamente, está genial ^^

Catrina dijo...

es muy cierto lo que dices. Me recuerda a alguien. ¿?