Excouse moi, dijiste.
Mira cómo el cielo se abandona, mañana
te vestirá otra vez de pájaros.
La orilla rompe y siempre vuelve.
Y cada madrugada son de nuevo
las tres en silencio y un minuto.
Estas calles se mueren con el tiempo
pero retengo su sabor dulce en las costillas.
Tú no te vas nunca. Tampoco vuelves.
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1 comentario:
:)
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